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SOMOS OLIVAREROS

Vivimos por y para nuestro campo.

García de la Cruz tiene sus olivares ubicados en las estribaciones de los Montes de Toledo. Esta peculiar localización aporta unas condiciones climáticas especialmente óptimas que, unidas a las características del suelo permiten obtener un aceite de excelente calidad. Cornicabra, Picual, Arbequina y Hojiblanca son las variedades más representativas de nuestros olivares. El cultivo ecológico representa el 100% de nuestra producción. Confiamos en un campo libre de pesticidas y herbicidas. Además apostamos por un mínimo laboreo que permita conservar la flora y fauna del suelo.

Utilizamos las técnicas de cultivo más avanzadas como la fertirrigación y el riego por goteo monitorizado. Realizamos un cuidado exhaustivo de todos nuestros olivares durante todo el año. Un experimentado equipo de campo realiza las tareas necesarias para el perfecto mantenimiento del olivo: una poda responsable adaptada a las necesidades de cada árbol tras la recolección; mínimo laboreo del suelo; en primavera, prestamos especial atención a las plagas, previniéndolas con productos ecológicos que aportan sustancias beneficiosas para la maduración; en el mes de agosto, eliminamos los brotes que nacen a los pies del olivo que perjudican la subida de sabia debilitando la parte foliar del árbol. Tras esto se realiza un seguimiento continuado del olivar para observar la evolución del fruto, lo que nos permite determinar el momento más óptimo para iniciar la recolección.

Apostamos por una recolección temprana. El fruto se recolecta en verde para garantizar la obtención de un aceite con una calidad muy superior que aporta unos matices espectaculares, al tiempo que se minimizan factores que puedan perjudicar la calidad de la aceituna. Con esto, a su vez, incrementamos el periodo de descanso del árbol con el objetivo de que la vecería no sea tan acentuada.

La recogida se realiza compaginando procedimientos mecánicos y manuales, en función de las necesidades del fruto y del terreno.

Tan solo unas horas después de la recolección el fruto llega al molino donde, tras ser clasificado, se lleva a cabo el proceso extracción donde las aceitunas se transforman en aceite de oliva virgen extra. En todo el proceso contamos con la maquinaria más puntera del sector.

A continuación se almacena en la bodega hasta su posterior envasado. Completamente equipada con la última tecnología, garantiza la conservación de todas las propiedades organolépticas del aceite.

Apostamos por una recolección temprana. El fruto se recolecta en verde para garantizar la obtención de un aceite con una calidad muy superior que aporta unos matices espectaculares, al tiempo que se minimizan factores que puedan perjudicar la calidad de la aceituna. Con esto, a su vez, incrementamos el periodo de descanso del árbol con el objetivo de que la vecería no sea tan acentuada.

La recogida se realiza compaginando procedimientos mecánicos y manuales, en función de las necesidades del fruto y del terreno.

Tan solo unas horas después de la recolección el fruto llega al molino donde, tras ser clasificado, se lleva a cabo el proceso extracción donde las aceitunas se transforman en aceite de oliva virgen extra. En todo el proceso contamos con la maquinaria más puntera del sector.

A continuación se almacena en la bodega hasta su posterior envasado. Completamente equipada con la última tecnología, garantiza la conservación de todas las propiedades organolépticas del aceite.